Una mujer como yo, ilógicamente muerta
en esas zonas donde otros se encuentran liberados.
mutilada y con las heridas de viejas derrotas,
aun de pie, endurecido el corazón y el alma rota.
Tras el muro levantado después de las batallas,
atesorando tu amor en mis propios términos,
amor de equipaje liviano, elevado, soñado.
Verdad que el reflejo de tus ojos ha revelado.
Y en medio de las soledades me encontré en tu abrazo
y en tu fuerte abrazo encontré el merecido descanso
y en el descanso manso fue que hallé un nuevo destino
y en el nuevo destino un amor al que no domino.
A.B.A. 2016 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires-Argentina