Así como los mismos hombres,
que un día nacieron entre las montañas
y que al azar morirán bajo ellas.
Así estamos juntos y con el mismo andar
tratando de olvidar lo que aquello
fue nuestro gran hacedor del mal.
pero añoramos su funcionar
porque nos dio la potestad
de nacer donde debemos criar
más no como ahora, que andamos
donde nuestros ojos ponen la vista,
donde los sentidos son el engaño
y donde nuestras patas pisan lo ajeno.
Extrañamos al fiambre mal oliente
que de comer traía y que su vida acabaron
cuando entre los árboles nos ponía.
Ahora hay bolas que colgar
y no la de nuestras crias a empollar
sino las inertes y deslumbrantes
que el hombre coloca sin cesar.
Por aquel que transciende en nuestros cantos,
que nos renueva el paisaje,
que nos muestra el cielo,
que nos prtegió de las manos
de aquel al que hoy nos exponemos.
¡Vil hombre! Has lo que conmigo quieras y hayarás lo que quieras sin mi.