jorge enrique mantilla

Te marchaste ruda

Te marchaste ruda

 

Me juraste amor eterno, aquel domingo en el altar

Te prodigué ternura y pasión sin preguntar

Te marchaste rauda, de oídos sordos sin escuchar

El lado de tu cama está frío, de sábanas sin arrugar

 

Las noches eran largas de anécdotas, risas y carcajadas

La emoción nos embargaba, de cobijas juntadas

Momentos felices de emociones deseadas

El trabajo esperaba, mientras el sol en la cama, nos encandelillaba

 

El tiempo fue pasando, llenándonos de amores y comprensiones

El diálogo era fluido en nuestras largas y amenas conversaciones

Entonábamos melodías alegres, de aquellas bellas canciones

Planes futuros, colmaban el tiempo en imaginaciones

 

Un inesperado amor, se cruzó en el oasis de nuestro camino

Truncando amores, de cambios de incertidumbre repentinos

Citas a escondidas, de placeres fortuitos, de plácemes clandestinos

Vendaval que arrastra el nido, de amor en torbellinos

 

Te marchaste rauda, dejando lóbrega y triste las habitaciones

Se fue la rosa más hermosa, la fragancia de mis emociones

Dejó mi corazón sangrando, sin lágrimas ni explicaciones

Quedé solitario y pensativo, sin causa de mis preocupaciones

 

Volaste a otro nido, a otros brazos, de sus nuevos amores

Dejaste dudas y habladurías, el eco de sus rumores

El sol brillará en otro balcón, el rayo de sus resplandores

La luna iluminará su rostro alegre, en las noches de sus pudores

 

Voy caminando errante, ojeroso y vagabundo

Todo lo que me rodea es tristeza de olores nauseabundos

Perdí el horizonte, estoy aturdido sin mirada y meditabundo

Sin fuerzas que me levante, la mujer se ha ido, de los estertores, moribundo.

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga junio 06-2019