Te marchaste ruda
Me juraste amor eterno, aquel domingo en el altar
Te prodigué ternura y pasión sin preguntar
Te marchaste rauda, de oídos sordos sin escuchar
El lado de tu cama está frío, de sábanas sin arrugar
Las noches eran largas de anécdotas, risas y carcajadas
La emoción nos embargaba, de cobijas juntadas
Momentos felices de emociones deseadas
El trabajo esperaba, mientras el sol en la cama, nos encandelillaba
El tiempo fue pasando, llenándonos de amores y comprensiones
El diálogo era fluido en nuestras largas y amenas conversaciones
Entonábamos melodías alegres, de aquellas bellas canciones
Planes futuros, colmaban el tiempo en imaginaciones
Un inesperado amor, se cruzó en el oasis de nuestro camino
Truncando amores, de cambios de incertidumbre repentinos
Citas a escondidas, de placeres fortuitos, de plácemes clandestinos
Vendaval que arrastra el nido, de amor en torbellinos
Te marchaste rauda, dejando lóbrega y triste las habitaciones
Se fue la rosa más hermosa, la fragancia de mis emociones
Dejó mi corazón sangrando, sin lágrimas ni explicaciones
Quedé solitario y pensativo, sin causa de mis preocupaciones
Volaste a otro nido, a otros brazos, de sus nuevos amores
Dejaste dudas y habladurías, el eco de sus rumores
El sol brillará en otro balcón, el rayo de sus resplandores
La luna iluminará su rostro alegre, en las noches de sus pudores
Voy caminando errante, ojeroso y vagabundo
Todo lo que me rodea es tristeza de olores nauseabundos
Perdí el horizonte, estoy aturdido sin mirada y meditabundo
Sin fuerzas que me levante, la mujer se ha ido, de los estertores, moribundo.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga junio 06-2019