Antonia Ceada Acevedo

Asalah

Entre sus piernas escupió las cenizas

como  néctar de la noche en la flor

compro la inocencia con miedos;

sin ganarse el cielo, lo gozo.

Construyo un hogar  desvaído,

cimentándolo de dolor ajeno;

sentándola  sobre la hoja caída.

Con las estaciones destruyo su tallo

inyectando en sus lunas la indiferencia,

 mientras, Ella, paria  absurdos.

El hombre entrego al hombre

unas entrañas de niña...

  el hombre le pago  al hombre

con lágrimas usadas.

Ella fue la dueña del núcleo,

Y  en el corazón se consumió.

 

ANTONIA CEADA ACEVEDO