Habla otra parte de mi vida aquí,
callaba en lo oscuro el feo pasado,
pisaba el enorme peldaño en mí,
dejándome solo y desesperado.
Culpa extraída de un cuerpo que herí,
una voz me da un silencio acabado,
y oprime con fuerza mi manto así,
enterrando mi fe eterna en el prado.
Luz de mi agonía tensa se ve,
en una esperanza que no redime,
de una mala suerte que ya tendré.
La muerte llama y tan solo deprime,
y todo mi ser marcado veré,
en polvo sediento que no lastime.