Vamos a hablar en silencio-me dijiste-
¡Y me tocaste con el frio de tus ojos mi querida Ada!
Sentí el latir del abismo y una pared helada
en mi costado ¿Por qué no he de comprenderte?
El silencio es una larva que brota
en el interior de las auras rojas de un condenado
Mi buen amor se eleva y por mi costado
se deslizan los sueños rotos de mi corazón en una lagrima
Sin piedad anochece ¡mi dulce Ada!
hasta siento un remordimiento por este crudo adiós.
Para quien será mi existencia-me preguntaba-
no nos faltó la verdad ni el amor y le dije a Dios
que te adoraría-mientras oraba-
¡Oh amor!
No se trataba de mí, eres tú una celeste
mariposa que centelleante vuela, donde existe
para tu alma, una inocente flor.