Ven a pintar las madrugadas de mi alma
ven a decorar con tus manos
mis claustros oscuros, solos y mundanos
con tu gracia, tu espíritu de luz y de calma.
Yo deshojaré las primaveras de mi vida
creeré que su color es transparencia de tus ojos,
intentaré, quizá, robarles los sonrojos
a tus mejillas tiernas cuando estés dormida.
Que solo me dé la vida tu belleza incomparable
tu carácter tierno y tu voz musical
que sea motivo de mi risa, la tuya angelical,
reina, bondad, dulzura inconmensurable.
Que se rinden ante ti los arco iris, cierto,
que el restallar de la luz solar está eclipsado;
que al emerger tu presencia ha anclado
a tu vida la mía, también es cierto.
Bolívar Delgado Arce