Abro lentamente mis ojos
y en la penumbra
vislumbro fragmentos de sueño
rebelarse al traspaso
de la puerta inconsciente.
Y ellos me despiertan
mezclados con el recuerdo
del perfume de tu piel
y a la salinidad
que haz traído contigo
y dejado aquí en la realidad.
...y mis dedos recuerdan
indeleblemente
la curva de tus caderas
sienten su contacto
y su terciopelo
...mi boca sigue todavía
la curva de tu ombligo
en un beso lento y tierno
sobre tu vientre de madre
Y tú Sirena que reinas soberana
sumerguiéndote y nadando contenta
en el mar de mis pensamientos.