Como se crepitan las ramas muertas
ante el temporal,
así se desmembra mi aliento
que silencioso y algo arrogante
al fin conoce la realidad.
Como cae la tarde, después de morar,
en un lecho aun leve y bisoño,
así descendió desalado mi júbilo
para volver al lo profundo de la soledad.
Como cruje el viejo velero en la mar
cuando las olas eternas arrecian,
así sentí quebrar mis albricias
rotas por la tempestad.