Noche crepuscular
de desatados desvelos...
Sin ira,
sin miedo,
sin terrores,
sin horas del alba ni desengaños,
Lunas de marfiles níveos y fríos
de hielo...
y aquellos desatinados
sueños que han mutado
Espacios y Tiempos incognoscibles,
limando o escribiendo versos,
se vuelan las horas,
en catarsis liviana,
sin ya pesadumbres,
ni pesadillas difusas.
sin denuedo.
Recuerda la dúctil parábola de Diderot:
allí Poeta,
se estancan mis días, mis armonías
y desvelos.
Los dioses olvidados y yertos
me han olvidado, despiadados.
Los cristales malhadados
me acechan en la noche descarnada,
en un horizonte cada vez más lejano
e inasible,
horizonte de fugacidades baratas
horizonte de muerte salvadora...
Al escribir estos versos
siento mis manos gélidas,
de luto inminente.
Pero imbuidas de la certeza inmaculada
de la Muerte que llegará algún día.
(mientras el Planeta,
lame mis innumerables heridas,
sin Nombre ni Fin).
Patricia Aznar Laffont