Todo poeta esta condenado al primero o al noveno círculo del infierno, mas, Dante ha señalado, como una vez conocido su castigo, también les es concedido un alivio para contemplar las estrellas.
Un momento de exaltación se les entrega para redimir la realidad en una segunda instancia de su juicio pues no son ellos quienes controlan sus pasos ni los mundos vistos.
El maestro ve como una vez dada la consumación en llamas de sus obras - el cielos se mueve a la piedad.
Les es permitido este placer sin importar si su condena obedeció a la destreza, la pobre habilidad o a la lujuria.
Bastante han sufrido intentando noches de goce imposible en las palabras.
Cada uno persigue el placer de un éxtasis interminable vedado a ellos y sólo destinado a los lunáticos dedicados al cultivo de las bienaventuranzas. A aquellos a quienes Jesús señala con su dedo Divino como elegidos para gozar de su reino.
Las cuentas les serán saldadas y serán libertos de cadenas.
Solo deben renunciar a cantar al amor, a la desesperanza, o a cada cosa más, como el dolor, o, a la madre naturaleza que, un día fatídico les parió destinados a la máxima traición posible según sintió Verlaine y al corazón del infierno donde Virgilio camina aún con la Eneida y sus poemas con una sonrisa en sus los labios como tributo a la justicia.
Solo falta saber quiénes de entre ellos tomaran el camino de la redención posible.
CIBORG MR