La casa vacía,
los ruidos rotos;
La tristeza aún en la almohada
y en las pupilas húmedas,
aún tan nítida esa foto.
Tantos ayeres en el fondo del vaso
Un trago cualquiera mezclado con mis lágrimas
Y ese sabor a soledad con gotitas de fracaso.
Cuanto te extrañan mis oídos,
¡cuanto te extrañan!
Y la tristeza aún es polizonta en esa almohada.
Te necesitan mis manos
¡te necesitan!
Y mis labios solo saben de tu ausencia.
El segundero en este corazón dilata el tiempo
El espacio es cada vez más grande
Y más la inundación de tu vacío.
Cuanto te extrañan mis mañanas.
Y mis noches
¡Cuanto te extrañan!
No se perdonan
Que descuidaran tantos atardeceres.