Si supieras la pena sufrida
por tener que aguantar tu desprecio,
y vivir en mi sueño tan necio
de tenerte a mis plantas rendida.
Tu figura se clava en mi mente
y pernocta tu imagen conmigo;
es tu amor el mas fiero castigo
y me tiene ya casi demente.
El deseo tenaz de tenerte
y sentir de tu cuerpo su aroma;
me desvela, y mis fuerzas las doma,
anhelando que llegue la muerte.
Tu me matas con crueles sarcasmos
y un infierno se vuelve mi vida,
con tu forma de ser, tan creída,
a mis sueños los vuelves marasmos.
Sin piedad la tristeza me anega
al pensar en tus labios de grana,
mas te portas, mujer, inhumana,
y tu orgullo jamás se doblega.
Tus contornos de diosa romana
en un limbo me tienen hundido;
y me quedo en mi lecho tendido
esperando mi nuevo mañana.
Autor: Aníbal Rodríguez.