Mi alma se quiebra en mil pedazos, como finos cristales rotos, como pequeños trozos de vidrio esparcidos al azar.
Y se encoge mi esperanza, en frágiles partes iguales, que van desapareciendo a cada instante que vivo el dolor.
Parece eterno el desvelo, la intensa lucha que protagonizo internamente entre mis recuerdos del ayer y mis días del hoy.
Busco salir a flote, busco nadar en mi propio océano de tormentos; busco ganarle al ayer, aceptarlo y cambiar el mañana; pero cuán difícil se vuelve cuando una ausencia, una falta, se interpone en el camino, cuando hay un hueco vacío que no se llena, cuando sobra un lugar.
Mi alma se quiebra y se vuelve a quebrar, aun cuando reúno los pedazos, siempre hay más para juntar.
Mariana Ferreira de Araujo
09/03/2019