¿A qué huele? ¿si no soy yo?
me respiro, siento que dormito
cancioncitas, musitaciones, pajaritos, grandes rebeliones
en la mente, claro
Y desaparecen, se mueren
cada tres segundos
¡cada que no deben!
¿por qué?…,
pero qué paz también…
¿Acaso no es todo más hermoso?
más puro,
¿inalámbrico?
como si me desenchufara de la colectividad humana
Uh…
Humareda negra, ¡esa sí es una peste!
Un rato respiro,
doy pequeños pasos por mi conciencia,
y nuevamente esa ruptura, esos sonidos primitivos
ese desborde criminal
esa racialización
esa performance esperada
de unos muñequitos dulces,
los hace naufragar un tramo larguísimo, tan largo como el propio mar
y se pierden, lejísimos, desaparecen para la tierra
“fantasmas milenarios” dice, mientras tiembla.
Así lo pienso,
¿pero qué hago sino esperar,
hasta el día en que despierten
de su eterna realidad?