SOLA Y DESCALZA
Sola, arañando la puerta del desconcierto,
descalza de tus besos y tus ternuras,
se caen las frutas de la ilusión,
se cierran las ventanas de la reconciliación
y gime la nostalgia con su voz de astros perdidos solitarios.
La ropa del dolor está ceñida en mí,
ajustada, muy ajustada;
tanto que duele...
Soy piedra inmóvil en mi habitación.
Rabiosa me persigue la duda
y el cuadrado oscuro de la pena,
¡Cuerpo perdido, que desparezca todo sentimiento de amor hacia él!
Quiero volver en mí,
¡No me gustan las gotas del eterno silencio de su figura!
No esperaré eternamente a la mano invisible que
me consuele.
Volveré a ser feliz
sin él,
¡Lo juro!
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados