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LA GENEROSIDAD
Cuando actuamos para cumplir nuestros deseos, de forma
inmediata sin tener en consideración el interés de los demás,
desmoronamos la posibilidad de alcanzar una felicidad -en
cierto modo- duradera. Si por ejemplo, vivimos en vecindad
con otras familias y no pensamos ni un solo instante en su
bienestar, nos privamos de la oportunidad de beneficiarnos
de su compañía. Si no, imaginemos una situación en la que
conocemos a una persona; es posible que vayamos a
comer con ella, y eso nos costará un dinero. A pesar de
ello, habrá una buena ocasión de cimentar una relación
que tal vez, nos depare algún beneficio más adelante.
A la inversa, si cunado conocemos a una persona, se nos
presenta la ocasión de defraudarla y la aprovechamos,
aunque habremos ganado en el acto una pequeña
cantidad de dinero, lo más probable es que hayamos
destruido la posibilidad de beneficiarnos a corto o largo
plazo de una interacción con ella.