Duele ver
que el mundo muere cuánticamente
cada día;
que la vida se acabará
inevitablemente mañana,
para existir quizás según su karma.
Pero duele ver
que millones de personas han vivido
y fallecido,
sin penas ni glorias
durante milenios;
y que sin glorias y muchas penas
viven hoy millones de seres
de incierto destino.
¿Saben que quizás hasta Dios,
aburrido de perder el tiempo
con una humanidad sin sentido,
se ha cansado
y se ha ido?
Eso explicaría su dilatada ausencia,
en momentos en que tal parece que Dios
nunca ha existido.
Explicaría quizás hasta lo inexplicable:
tener que morir, para renacer;
tener que renacer, para poder vivir.
Si, amor,
duele mucho ver
que el mundo muere cuánticamente
cada día,
y es una lástima,
porque nada podemos hacer para avisarles,
nada podemos hacer para salvarles,
solo seguir amándonos cada noche,
y en cada noche olvidar
que el mundo se acabará algún día.
Vamos a seguir amándonos hasta siempre,
vamos a seguir viviendo cada día,
y en cada noche, pase lo que pase,
vivir una vida.
Frank Calle (22/ene/2019)