El falso beso de Judas
No hay amor que robe el alma,
ésta tiene su destino
marcado por un camino
para subir la montaña.
Fue un camino equivocado
el de un Judas traicionero,
engañando al mundo entero
con aquel beso malvado.
No fue un beso equivocado
el beso que a Dios le dieron,
estaba todo marcado
en los anales del cielo.
Y fue una blanca paloma
la que alzó su vuelo al cielo,
dejando como consuelo
promesas de esa persona.
En qué quedó tu calvario
y la cruz que te dió muerte,
envuelto fuiste en sudario
que sirvió para quererte.
Muchos años han pasado
de absoluta oscuridad,
quieren saber la verdad
de aquel tremendo legado.
Una iglesia sin tesoros,
sin sus santos adornados,
que en su cuello hayan colgado
piedras preciosas con oro.
Porque su iglesia fue pobre
bajo techo azul del cielo,
y de su padre el consuelo
dándonos beber del odre.
Allí calmamos la sed
de tan inmenso camino,
sin ser el agua ni el vino,
solo luz de amanecer.
Aquello fue diferente
al abrir nuevos caminos,
y fijar nuestros destinos
para salvar a la gente.
Y no solo a los pudiente,
que quieren ser enterrado
para no ser olvidado
y durar eternamente.
Que vivir la eternidad
me sobra con ser creyente,
como yo educo a mi gente
con su total libertad.
Piedras de mármol grabadas
en suelos de las iglesias
recuerdan las pleitesías
de quienes fueron pagadas.
Mientras humildes cristianos
que les sirvieron en vida,
no lloraron su partida
más que sus propios hermanos.
José Ares Mateos (Menesteo)