Las rosas rojas
resaltan en la tarde
y en mi jardín.
Están tranquilas
y muestran su belleza
ante los ojos.
Quizás sus pétalos
albergan muchos versos
de un gran poema.
Pero le ocultan,
le guardan en sus pliegues,
como un secreto.
¿Cuándo veremos
las letras tan ansiadas
y esos suspiros?
Quizás un día,
las tomen unas manos
angelicales.
Ese momento
será gratificante
en sus pupilas.
Verán que tienen
suspiros contenidos
y gran candor.
Verán caricias,
de dedos y de almas
enamoradas.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/05/19