Entre lisonjeras montañas grises
tu plateada serpiente se desplaza
llevando en tu oro líquido
los aromas más melifluos de Omaña.
Del fulgente plateado
al zafiro tus cristales se cambian
cuando los áureos rayos
en tu seno se apagan.
Tu lecho de nívea espuma se llena
en los rápidos de la alta montaña,
luego en dorado tul
se transforma en las remansadas aguas.
Exuberantes árboles
miran sus verdes ramas
en el brillante espejo
de tus plateadas aguas
y cuando el suave céfiro las besa
en el frescor de la alegre mañana,
verdes rizos agitan
tu clara luna de azogue esmeralda.