Escribo en la arena
la bomba de mi apellido,
y la ola (que está loca)
la borra para el recuerdo.
Escribo en el libro
páginas equivocadas,
y la pobre imaginación
la borra de los mapas.
El libro y la arena,
no son gemelas,
no son hermanas,
son azúcar moreno.
Agónico es no escribir
lo que el lápiz quisiere,
¡cuán basta es la pluma
que con su libertad vuela!
Suena la campana
en el libro de arena,
y en la arena del libro
el son está sordo.
Mas en la sucia
arena no puedo escribir,
y en el libro todo desaparece,
sólo me queda la paloma.
La arena es movediza,
y el libro es serpiente:
¿con cuál me quedo?
El agua me responderá.
Libro y arena...
¡¡vaya par de gemelas!!
Dejaré que el Cielo
escriba en mi corazón.