Llévame a tu noche rasgada, al nocturno mar de tus sueños de almohada
Llévame a donde nacen las rosas, al lugar de tus senos como espinas del alma
Déjame vivir tu cansancio, recostada en mi pecho, abrigada de anhelos
Hoy, mi alma descansa al oírte en silencio, susurrando, gimiendo, coronando el deseo
Todo se apaga en mi canto para dar paso al olvido, a la niebla de espanto que atormenta mi sueño
Despertar en tu vientre quiero, entrelazados de espumas hasta saber que soy tuyo
Llévame lejos del mundo, a tu horizonte infinito, donde no existen caminos, donde la bruma es pasión, es consuelo.
Llévame a la quietud de tu orilla, donde las olas regresan para encontrar la caricia
Déjame beber de tu luna, en la noche callada contemplando una estrella
Llévame a la hierba del campo, para ser tu simiente, alimentando el verdor de tu ingenua matriz
Llévame al canto del ave. Seamos un corazón, seamos viento.
Seamos sosiego en la quietud de tu vientre.
Déjame fundirme en tu alma, en la plenitud de tu espíritu.
Y vestidos de noche iniciar nuestro viaje