Qué nobleza luce
en su mirar señora,
se díría que atraviesa
la lujuria del momento,
sus azules se pasean...
entre lirios descuidados,
entre rosas desnudadas...
por la gracia de su cuello.
No pretendo discutir
en su vehemencia...
hermosa dama, mariposa
en albura inmaculada,
pues apenas
se entretienen mis pesares...
donde el alma desquiciada
aún no mora,
mas el candor
de su recuerdo
me enamora... deshojando
en su pálida pureza,
la belleza ajardinada
de la aurora.