Leomaria Mendes

Misterio...

Misterio...

Entre las manos del Arquitecto, que con maestría y extremo cuidado, va moldeando al nuevo hombre con la misma argila del viejo. Dominando en el arte de moldear, va quitando todas las imperfecciones, quitando a consiencia las petrificaciones forjadas em errores repetidos, aptas en quebrantar y echarse a perder, en el horno inagotable del desierto de vida prestada, en un plazo de tiempo, sin tiempo, dentro de un tiempo determinado a findelizar en victoria o exterminacion.

Desierto abrillantador de vasos nuevos, a temperaturas extraedoras de verdades.

Desierto ingrato y grato. Desierto que traga al viejo hombre para escupir un nuevo.

Desierto aliado del Creador, para la admirable obra del renacer.

Hermosa es la experiencia de la fe en nacer de nuevo.

Sin misterio, dentro de un misterio.

Desierto de penas y desahogos en un vientre misterioso, escuela de valientes para seren moldeados, pulidos, enderezados y preparados para una vida sin misterio, después de la misteriosa muerte.