El infierno existe en mí, en el ardo, me consumo,
los recuerdos son llamaradas de esperanza frustrada.
Me asfixio con el humo de la nostalgia,
no logro morir, cada suspiro me ahoga.
Mi alma en el purgatorio se congela
y en el averno se quema.
No encuentro calma, no hay sueño
no hay descanso, esa es la condena.