En el silencio de la noche
Se recogen las caricias
que se siembran con el tiempo
No se lanzan solo besos, sino,
que se conectan e intercalan
Y las almas se degustan entre si;
dando lugar a la simbiosis de la vida
Y es cuando los dedos se deslizan
por la curvatura de una frenética travesía
Hacia una caricia sin fronteras,
Hacia la seguera transitoria...
El fulgor de la locura