Cómo queda el corazón ante la muerte repentina de lo amado;
Cuando no hay ni puntos suspensivos, ni madeja.
El futuro ahora es mudo, solo hay ecos del pasado
¡El vacío es tan profundo, tan profundo!
Que la palabra es corta…
Es un cernícalo en picada apuntando al corazón.
¡No hay sonidos que se apagan, no hay sólo silencio
Es la rotura del alma, de los sueños, de la vida!
Son solo destellos que se acaban tan de pronto,¡ tan de pronto!
Son silencios que se encienden como llamas,
¡Tan veloces, tan veloces que te atrapan sin respiro!
Es el shock de ver pasar las horas, sin pasar ya más por ellas;
Es apagar las estrellas que brillaban en la cama.
Todo se rompe con violencia inusitada,
No más avecillas que llenen de color esas mañanas
No más grillos que le den toque especial a aquellas noches en sus brazos…
Solo lágrimas que se ahogan así mismas, ¡que no salen!.
Que hacen nudo en el alma y estrujan el pecho cual pirañas;
Que apagan el color de la pupila.
Todo se rompe como en un estallido, como en el filo de una guadaña
Esa que te mata y no deja de cortar con los segundos
Con los minutos con los días… Con la ausencia.