Amor, si te tuviera tan lejana
mis naves quemaría por tenerte
e invocaría a una diosa pagana
por el deseo de volver a verte.
No han de ser mis palabras cosas vanas
ni insensatos delirios de mi mente,
es el amor que puede con mis ganas
y el son del corazón que no me miente.
De tu boca deseo febrilmente
los dulces besos que encumbran mi genio
en magia de tu amor efervescente.
El cielo abordaría con empeño
con tan sólo el afán de poseerte
y sentirte en mis brazos… ¡Dulce sueño!
Jorge Horacio Richino
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