David Robles

El Sujeto Y El Predicado

 

Un sujeto ya aburrido

charlaba con el predicado;

se quejaban de que el verbo

los había dejado plantados.

 

Y se pusieron muy gramáticos

al recordar viejos tiempos,

cuando el verbo era aguerrido

y disfrutaban de hazañas

y aventuras bajo el viento.

 

Cuando peleaban batallas,

cuando escalaban montañas,

y cruzaban grandes ríos;

cuando jugaban en la plaza

en aquellos tiempos de niños.

 

Pero en su vejez, el sujeto

comprende que ya no hay verbo;

que ya no hay energía para aventuras

y que ya su caminar es lerdo.

 

Pero el predicado no entiende,

y aunque se queje y grite,

por más que el sujeto le explique,

la senectud ha llegado;

y el verbo ya se ha olvidado

de aquellos tiempos soñados.