Allí donde se rompe la belleza
en las tempestades del ama
hay una oración sublime
hay una honda tristeza
un grito agudo entre la maleza
de aquellos cañaverales
que adornan la charca vieja
hay un volar de vencejos
un abanico de seda en el aire
un molino que ya no muele
hay un montón de palabras añejas
hay un pajar, cerca de la puerta
que no tiene cerradura
está siempre abierta
un suspiro que corta el aire
que baja cansado de la sierra
un viejo y oxidado trillo
que ya no puede dar vueltas
a lo lejos un estribillo
de las mozas casaderas
un murmullo en el corazón
¡ hay, quien fuese poeta !
para cantarle al amor
y al sabor de la tierra
allí donde los carrizos
el verde del paisaje siembran
una casa hecha de adobe
el tejado de cañas y tejas
solo le queda el esqueleto
se está calléndo de pura vieja
¡ como duele el siléncio !
cuando anida la tristeza
cuando se rompe la tarde
cuando amargan las penas
hay un vacío en el alma
que camina por la vieja carretera
salpíca el polvo en la cara
cantan los grillos en la era
allí a lo lejos se ven
las tenues luces de la aldea
yo voy regando mis canciones
sentado en la burra vieja
un reflejo de cartones
por los campos de la Serena
hay una muchacha en el río
que está lavando sus penas
en un viejo batidero
el agua clara se las lleva
los juncos dormidos la miran
un croar de ranas en la orilla
parecen celosas centinelas
ya la luz del sol se apaga
la tarde cierra sus puertas
el campo dice hasta mañana
mañana será la misma fiesta
colores que tiene el alma
que en mis poemas se reflejan
y saco agua del pozo
de la nostalgia
que sale fresca, bien fresca
para lavarme la cara
del dulce sabor de la tierra
mañana será otro día
quizás las mismas tristezas
el mar de la vida está en calma
pero en el fondo del corazón
están las tempestades del alma...
Un grito a la sinrazón...