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Génesis 4:4 RV 1960 “Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda”

Dichoso Abel que recibió el favor de Dios

y disfrutó la plenitud de su amor.

 

Dios mira con atención

las ofrendas que hacemos de corazón,

ofrendas de amor,

sin rencores,

odios,

ni intereses.

 

El amor y el favor de Dios tienen encanto,

rareza y sutil belleza,

un magnetismo especial

que sólo atrae felicidad.

Alguna vez,

todos sin excepción,

lo hemos vivido,

y sentido su toque de amor

que nunca pasa desapercibido.

 

Si ofrendamos llanto,

nos bendice con el consuelo del Espíritu Santo,

nos restaura y fortalece el alma.

La mirada de Dios

tiene su encanto especial,

es profunda,

impactante,

amorosa

y radiante.

 

El amor de Dios

no hace acepción de personas,

de sus ofrendas

ni de la marca de sus prendas.

Su carácter es atrayente,

atractivo

y va más allá de cualquier idealismo.

Dios concede su favor

a quienes ofrendan con sacrificio y total corazón.

 

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        Autor: Millón Durango

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