Se han desnudado mis días, exhibidos en un escaparate
Aciagos, ignorando los misterios y el encanto
Contemplando rostros ajenos, en el vaivén de las noches y los días
Concluyo entre vidrieras, que son malos tiempos para la ternura
Absurdos se deslizan los verbos sin germinar en poemas
Absurdas son las historias que nos convierten en ancianos
Como enterrar el olvido que nos asoma a la muerte
Como despertar el deseo que nos devuelva a la vida
Y Yo que tanto amaba los pechos desnudos
Ahora sobre cobijo mi alma de espanto
Maquillando las sombras, coloreando la noche
Para no escuchar que eres tú, para abrazarte de olvido