Ese golpe rudo
magulló el nervio
principal del ego
y el paquete de músculos
que antes fuera
mi vector de fuerza,
hoy un débil nudo.
Abatido, laxo,
desgarrado y magro
por el golpe tuyo
mi entusiasmo cae
en ruinosas partes
hasta el foso oscuro
del abatimiento
donde todo es ciego,
deprimente, inmundo.
Hallaré los modos
de salir del fondo.
Late aún mi orgullo.
En mi sangre hay vida,
hálito en mi herida
y en mis venas pulso.