Tu recuerdo no se demora
mojando lo más profundo
encendiendo mi mundo
acechando la tormenta
del cielo y las horas.
Del éxtasis de la piel
fingiendo todo el colirio
y mordiendo en el delirio
un barquito de papel,
donde navega mi mente
intrépido caballo blanco
que no se rinde en la sal
y dispara esquirlas poseso
de amor en cada esquina
por estos benditos versos.