Ya conocí el dolor sin auxilio. Con quien fue mi primera esposa. Que me habló de aquella bella rosa. Que creció sola sin conocer idilio. Nunca puse pié en la isla tropical. Que ella siempre llevó dentro. Ella cada día soñaba con el reencuentro. Que el destino le negó siendo tan vital. Ya pasaron más de veinte años. Ella y su isla pertenecen a un capítulo. Desde hace tiempo olvidado. Ya la nostalgia no hace daño. Ni esa biografía que tiene por título. Sin ti y sin tu isla yo habría naufragado