RETALES DE CORAZÓN
Se quedaron sin aire,
palabras inanimadas.
En la perdida mirada,
se ha perdido la esperanza.
Mientras la recia templanza,
a sus aristas afila.
Con el fuego de la sangre,
se cauteriza la herida.
Corazones de retales,
de remiendos encubiertos.
Que en cada tibio latido,
se deshilacha lo cierto.
Huye el pálpito viajero,
cual furtivo caminante.
Ya no palpita con ritmo,
en el latir traicionero.
En el devenir constante,
de los hechos y los sueños,
se van dejando pedazos,
de lo cierto y de lo bello.
Marionetas sin conciencia,
a finos hilos sujetas,
como guirnaldas de acero.
Pétreas volutas de tiempo.
Ya no cantan los torrentes,
en su alegre tintineo.
Ya no vomitan las fuentes,
sus transparentes esencias.
Ni se deslizan los ríos,
sobre la tierra que tiembla.
No se oye al ruiseñor,
en las apacibles siestas.
No declara su presencia,
la verdad sobre la inquina.
Ni se enseñorea la brisa,
sobre las plateadas cejas.
No voltean los cangilones,
de la noria de la vida.
Sobre la senda perdida,
se recrean los amores.
Huérfanos en el portal,
de la morada del tiempo.
Náufragos en el hogar,
donde habita la verdad.
En el sutil pensamiento,
vive dormida la idea,
esperando navegar,
para enriquecer al necio.
La luz cegó la cordura,
que escondida en la negrura,
se debatió en la locura,
para dar valor al tiempo.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
15/06/2019