Pasaba cada día
y se paraba a mirar
siempre el mismo escaparate
pegando la nariz en el cristal
y sonreía mirando la belleza
y la escultura
de un maiquí que allí veía
y se había enamorado
de la cara tan bonita que tenía
¡ cuanto amor desperdiciado !
pero era mucha la ansiedad que sentía
pobre loco, era lo único que tenía en la vida
soñador y un poco poeta
aquella cara le decía
¡ pon un beso en mi frente !
y el pobre loco lloraba y reía
dejando empañado con su rostro
el amor hecho poesía
¡ pobre loco, como se divertía !
y es que la alegría cuesta poco
un patio de ilusiones vanas
sueños que el alma enfría
corazón de hombre y de chiquillo
que descubre la belleza de la vida
en la calle de los escaparates
esa calle que recorre todos los días
y cuando se mete en la cama
sueña con esa cara tan bonita
rosaledas de sol y sombra
donde galopan las fantasías
llenado el corazón de sosa
en la penumbra del día
vuelan blancas palomas
con alas de seda fina
mientras vive en los rincones
la honda melancolía
¡ ay, esos balcones del alma !
que nos roban la vida y la calma
horizontes azules
con el sol de mediodía
arrefíces y acantilados
en los mares de la vida
donde se despeña el corazón
y las palabras sueñan dormidas
¡ quien pudiera llamar
en esa puerta que está escondida !
donde vive la soledad
de las almas derretídas
¿ camina la locura por las aceras ?
si así es, yo estoy loco también
¡ bendita locura, que el corazón estrena !
el dueño del escaparate se asomó
¡ ven aquí chaval !
¿ que es lo que miras ?
siempre pegado en el cristal
¡ perdone usted, contestó !
¡ la cara de esa \" mujer \" !
¡ de la que estoy enamorado yo !
el hombre entró en su tienda
y con el maniquí en las manos salío
¡ toma hombre, te lo regalo !
¡ llévatelo !
¡ por lo menos tendré límpio el cristal !
corría el pobre como un loco
abrazando a la \" mujer \"
besos y besos le daba
sin dejar de correr
¡ cualquiera lo pillaba !
¡ y reía y reía y cantaba !
y a su casa se la llevó
y la metió en su cama
¡que felicidad tenía su cara !
la abrazaba con cariño
y en la frente la besaba
llorando como un niño
¡ cualquiera se la robaba !
¡ hay que ver lo que cuesta la felicidad !
de aquel que no tiene nada
de tanto llorar y reír
está empapada la almohada...
Pasaba cada día
y se paraba a mirar
siempre el mismo escaparate
pegando la nariz sobre el cristal...
Dedicado con todo mi cariño
al amor y a la felicidad de los pobres...