Te miro y te vuelvo a mirar,
y siempre eres la misma
y a la vez, distinta,
la que quiero, deseo y amo.
La mujer de mis domingos
y todos mis gastados dias.
Mi compañera
de otoños vencidos,
mi amiga de inviernos
y heridas.
La que una vez fue primavera
y durante el verano lejano
quemó al sol su sonrisa
mientras cosechaba dichas.
Te miro y te vuelvo a mirar,
y sé que eres y no eres,
el tibio puerto de mi noches
bajo una luna tendida.