Sucumbir ante las máximas delicias de tentación irreversible
Y tener una respuesta que se convierta en compromiso, incluso dependencia, o lo que le sigue, el punto cumbre que se encienda al beso, al cuerpo desnudo, al toque de la forma sigilosa, más bien procedo a aclarar, cuando sea clímax que no pueda nunca más olvidarse... la mejor adicción, cada intervalo de su piel, el rojizo detalle que amaría el hombre en la mujer.
Después de permanecer cercado viviendo día con día dulces despertares, feliz hasta que llega el punto o tarde inexcusable: todo terminó.
Llorar su cuerpo ausente nocturno,
llorar nunca verla,
llorar el recuerdo o cualquier palabra que le evoque.
Rabiarle forastera, corazón desaparecido, cubierto de penas,
saberle venerada, descubrir tarde y desintoxicar el propio recuerdo que parece adicto también.
¿Cómo se apartan los estragos de un compromiso irreversible?