Que hermosa se pone la jara,
cubierta con su blanco velo.
A su lado la aulaga la mira recelosa,
y entre espinas muestra su lado más bello.
El cantueso no quiere quedarse atrás y viste de morado el suelo
El gamòn majestuoso alza su vara al cielo.
Y mirándote a los ojos me embrago de aroma a romero.