Esta angustiosa soledad me abraza,
en la profunda oscuridad nocturna,
cubriéndome ya con su cruel coraza,
y que al destierro eterno me amenaza,
ir cual viajera dormida en una urna.
Pues lo inefable me acerca a tus pasos,
y es bajo el manto de la luz divina,
que arropados de Diana tiende lazos,
a este mi corazón hecho pedazos,
revive fuego al alma que calcina.
¡Cuerpo latente! vives en mi arena,
quebranto, nadie como yo conoce,
que hace arrumacos a la luna llena,
saciando la ansiedad que me condena,
yendo tras el amor que me deshace.
Mi pena, penita, tan desoída,
bañada de esperanza y azucenas,
en esta alborada triste de mi huida,
sin encontrar para esa luz salida,
a su callada y débil voz cercenas .
Que importa al sol este mi gran dolor,
venas que tan solo a la sangre importan,
ni a la sombra el dador de su calor,
cuando guiada es por obsesivo amor,
de un recorrer fugaz que me conforta.
Imploro reunir aliento de dos,
beso de muerte espùreo sincero,
que demuestre ese falso amor, a Dios,
dejar estela sin decir adiòs,
y atravesar alma en dardo certero.
Nunca fue vida, el amor primero,
de espigas hùmedas que reverdecen,
solo inicuo afàn de mi desespero,
o tal vez, un mal hombre compañero,
de aquellos que solitario envejecen.
Raquelinamor