En un cielo azulado y eterno
que no cambia y que va de
la Grecia clásica a nuestros días,
un fuego nuevo ilumina la bóveda celeste.
Así, la retórica se enseñorea
surgiendo nuevamente de las ceniza,
en los oscuros tiempos
en que se arrastra
al humanismo que se frivoliza.
Es la palabra a través del discurso
que gira en la rueda,
que eleva su fortaleza,
pues encontrando
a la retórica libertaria
en el sendero,
se ha podido alcanzar
dentro del ser humano
la infinita esperanza
que se muda en grandeza
y con ánimo de heroísmo.