argantonio

Una mañana en el museo

Aquí reina el silencio más expresivo.San Bruno vista a quien fue su maestro, el papa Urbano II, que está más pendiente de nosotros que de su alumno, cada uno está en su mundo.                                                        La virgen acoge bajo su manto a los cartujos humildes y acaricia con sus manos  la frente febril de los monjes, tostados por el sol, detrás aparece el milagro de San Hugo que quiso tentar a los cartujos llevándoles carne en la quincuagésima de Cuaresma, tuvieron una larga reflexión con Dios tan larga que duró cuarenta días, al cabo de tan largo sueño, la carne se había convertido en ceniza y desde entonces los cartujos rezan cultivando mientras cavan sus tumbas, saludando a la muerte cada mañana