Suavecito llegó el viento y en con él tu recuerdo.
Imperceptible, silencioso, delicado.
Levanté mi rostro, cerré mis ojos y aspiré profundo.
Percibí tu dulce perfume, fragancia indescriptible que embriaga. Mezcla de musgo salvaje, flores silvestres, eucalipto, tierra mojada…
Sin querer sonreí y me entregué al plácido momento.
No sé cuánto tiempo estuve en medio de este idilio.
Solo sé que me sentí sereno, en paz conmigo mismo.
El amor nos unió, nos purificó y nos redimió.
Dimos todo, lo que éramos en ese momento, todo lo bueno y lo no tanto.
Queríamos vivir al máximo, como si fuera nuestra última oportunidad y lo hicimos.
No tengo nada que reclamar, todo por agradecer.
Si hoy soy quien soy, mucho lo debo a ti.
El amor, lo repito una y mil veces, nos unió, nos purificó y….nos redimió.
¡GRACIAS!