Tu mirada dice más que mil palabras,
desde tus ojos que guardo en mí
con afán y empeño.
Tu sonrisa traiciona tus pensamientos,
porque en tu rictus aflora
el deseo de tenerme,
de abrazarme y de quererme,
en las noches cálidas
y en las noches frías,
con el anhelo de gritar al mundo
no tengo miedo de amarla
porque ya ella es mía.
Y aunque a veces en tu rostro
hay un velo de melancolía,
desde que amanece
hasta que se esconde el día,
tus ojos con la suave lumbre
de una eterna agonía,
lloran porque no puedes abrazarme
y decirme mía eres, aunque
me causes agonía.
Tus ojos hablan el lenguaje del amor,
y al amanecer en tu alcoba
se baña tu rostro de llanto y placer,
porque sueñas con mis caricias
cuando amanece el alba
y cuando te late el alma.