Yo no soy un Dios
y a diario me esfuerzo
por ser inmune al falso viento.
Yo no pretendo brillar por la superficie
sino
por lo que llevo dentro.
Al no saber volar
fui en busca de alas
me reconozco; un hacedor de milagros
y les reconozco; la misma virtud.
He sido una hormiga
cargando veinte veces su propio peso
y una abeja desafiando a las leyes de la gravedad.