EN UNA VOZ SUSURRADA
Eran sus pálidos ojos,
como dos prístinos lagos.
Como dos sueños bañados,
de infinita perfección.
Dos magníficos zafiros,
refulgentes por el brillo,
de su atrevida pasión.
Dos diamantes ambarinos,
tallados de sol a sol.
Atados al corazón,
por un misterioso hilo.
Hondo respira el amor,
entre vapores y efluvios.
Tiembla la voz enjaulada,
en la cárcel adornada,
con los más tiernos elogios.
Oscila el cálido aliento,
entre la boca y los labios,
y buscan los ojos sabios,
la mirada de otros ojos.
Aleteos de los encomios,
que vapulean con gozo.
Unos brazos ambarinos,
cuelgan del liviano cuerpo,
como aspas del molino,
que va acariciando el tiempo.
Ramas de un tronco que ama.
Alas que al cielo se alzan,
alcanzando el Universo.
Promesas de férreas manos,
que te acarician o ahogan.
Dos estructuras que abrazan,
para dar de si lo bueno.
Fragmentos del corazón,
que en anhelos van quedando,
flotando como veleros,
entre las olas del tiempo.
Vestigios de bellas formas,
de perfectos esqueletos.
Abrazados por las carnes,
de cálidos sueños yertos.
Hálitos que se quedaron,
suspendidos en los vientos.
El viento plegó las alas,
para adormilar al tiempo.
Y en una voz susurrada,
se quedaron los recuerdos.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
18/06/2019