Moja la lluvia
de besos, la campiña
y los rosales.
Son besos tibios,
caricias invisibles,
como un suspiro.
Y es que los cielos
despiertan con sus versos
en cada gota.
Mueven los árboles,
sus ramas muy mojadas,
debido al viento.
Resbala el agua,
por ramas y por hojas,,
y cae al suelo.
Mientras las rosas
soportan en sus pétalos
esas caricias.
Es un poema
que nace y que se teje
con esta lluvia.
El cielo gris,
rezuma primavera,
en mes de mayo.
Tú ves los versos,
te mojas con sus letras,
cierras los ojos.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/05/19