El silencio sonríe a la noche estrellada
con verdes miradas de radiante primavera,
mis azules sueños me llevan a la alta esfera
por donde vuela mi esperanza aterciopelada.
El silente rugido del viento en la enramada
de la mansa noche el pausado ritmo acelera
y todo, hasta la sigilosa hierba, se altera
en el palpitar de la verde noche callada.
Cuando me besa con sus dedos la madrugada,
un rosáceo rumor acaricia mis mejillas
entre las doradas guedejas del sol naciente.
En el dulce despertar de la blanca alborada,
un divino coro de canoras avecillas
embruja mis sentidos en un clamor silente.